viernes, 20 de mayo de 2016

(1)Limpiar o no limpiar monedas: esa es la cuestión

Uno de los debates más extendidos en numismática es la limpieza de las monedas.
Hay muchos coleccionistas que desean ver sus piezas relucientes, como recién salidas de fábrica.
Entonces nos convertimos en restauradores de prestigio e intentamos limpiar nuestras monedas para que reluzcan.
Craso error.

Os voy a dar tres consejos:

1. No limpies tus monedas.
2. No limpies tus monedas.
3. No limpies tus monedas.

Bien, si sigues leyendo es que no vas a hacer caso a mis tres consejos, así que seguimos.

Las monedas, como norma general, están fabricadas con metal. Digo en general porque se pueden encontrar monedas de cartón (en época de la guerra civil se realizaron monedas de cartón con sellos pegados a ellas), también hay monedas realizadas en plástico (Transnistria), y antiguamente algunas monedas eran realizadas con conchas marinas.

Cualquier metal, en contacto con otros metales, con el aire, y sobre todo con la humedad, acaba produciendo una reacción que se llama oxidación. Cada metal o aleación de metales produce distintas reacciones, siendo la de los metales nobles muy leve, sobre todo el oro. Por eso las monedas de oro suelen estar en mejor conservación. Otros metales como el cobre reaccionan con mucha facilidad a la humedad y es muy común encontrar estas monedas ennegrecidas, incluso con manchas verdes, es la llamada enfermedad del cobre, que es muy destructiva.

Esa reacción suele formar una capa alrededor de la moneda llamada PATINA. Esa patina no es necesariamente mala, porque al formarse "protege" al metal de otras oxidaciones que pueden ser más dañinas. Por eso no es conveniente limpiar monedas porque al hacerlo destruimos esa pátina protectora, que, además, es símbolo de que esa moneda es auténtica y no ha sido limpiada artificialmente, a veces con abrasivos químicos, que lo que hacen es quitar la primera capa de metal de la moneda.

El problema es que hay patinas que a la vista son feas. Cualquier moneda de cobre o bronce estará ennegrecida, porque es la patina que suele tener. Si las limpiamos veremos que la moneda reluce con un color cobre, pero muy artificial.

Tendríamos que aprender a apreciar las patinas naturales y fijarnos en que debajo de una patina negra se distinguen bien los motivos y que la moneda puede no tener desgaste, aunque esté ennegrecida.

Personalmente creo que deberíamos limpiar la moneda en casos muy concretos:

- Cuando la suciedad sea tal que no se pueda distinguir si tenemos una moneda o una chapa, o no se puedan apreciar detalles para catalogarla, como año, estrella...

- Cuando la moneda no tenga valor numismático, de forma que dé igual que esté limpia o sucia, pues no vale nada.

- Cuando la oxidación sea destructiva. Si no detenemos la oxidación, la moneda va a desaparecer.

- Cuando seamos conscientes de que la moneda va a perder valor limpiándola, pero como es nuestra, hacemos lo que queramos con ella, pero en caso de que pase a otras manos, que la otra persona sepa que ha sido limpiada.

En una próxima entrada veremos los resultados de ciertas limpiezas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario