En esta entrada vamos a hablar de la limpieza de monedas de cobre / bronce, pero antes quiero recordarte las 3 reglas básicas de la limpieza de monedas:
1. No limpies tus monedas.
2. No limpies tus monedas.
3. No limpies tus monedas.
Dejando esto claro, sabes que estas 3 sencillas reglas valen como norma general, excepto en estos casos:
1. Tu moneda a limpiar no vale nada, así que valdrá igual cuando la limpies que cuando estaba "sucia".
2. Tu moneda a limpiar tiene algún valor, pero bajo tu responsabilidad, eres consciente que va a perder valor, pues una moneda limpiada por alguien no profesional en el tema, acaba normalmente deteriorando la moneda con microrayaduras, alterando el metal o quitando la pátina natural de la moneda.
3. Eres un experto profesional que se decida a la conservación museística de monedas y sabes lo que haces.
Las monedas de bronce o cobre suelen ser muy delicadas. Se produce en ellas un tipo de oxidación muy fea que, normalmente, hace que el color de la moneda se oscurezca hasta llegar a tener un color negruzco horroroso. Creo que conocéis bien el fenómeno por las monedas de 1, 2 y 5 céntimos de euro que nadie quiere.
Además, cuando la oxidación es importante, en ocasiones aparecen unas manchas verdes, el denominado cáncer del bronce, que pueden destruir la moneda. Por eso en estos casos puede ser importante actuar porque finalmente este proceso acaba destruyendo la moneda. Con la limpieza no se "cura" la enfermedad, simplemente se detiene.
A poco que tengáis alguna experiencia con monedas de cobre del gobierno provisional, Alfonso XII y Alfonso XIII sabéis de lo que estoy hablando.
El método que os propongo es el del agua destilada, y se divide en 3 pasos:
1. Cepillar la moneda afectada con un cepillo de cerdas blandas y naturales (no plásticas), de forma suave, para eliminar el polvo y las oxidaciones más grandes.
2. Introducir en un recipiente de cristal la moneda con agua destilada. Es importante que sea destilada y no del grifo porque la del grifo contiene minerales y otros componentes que pueden dañar la moneda. El agua, a diferencia de lo que pueda parecer, elimina poco a poco los cloruros. Es fundamental que cambies el agua diariamente y que el proceso dure semanas (o incluso meses).
3. Una vez finalizado el proceso y comprobado que ya no hay zonas verdosas, es importante que seques bien la moneda. Para hacerlo puedes meterla en un horno convencional a 250 grados durante 2 o 3 horas. Es posible que la moneda al calentarse se haya oscurecido.
Cuando ya tengamos la moneda a temperatura ambiente podemos pasarle un paño seco y suave e introducirla en un cartón o en una cápsula para protegerla de la humedad.
1. No limpies tus monedas.
2. No limpies tus monedas.
3. No limpies tus monedas.
Cáncer del bronce |
Cáncer del bronce |
1. Tu moneda a limpiar no vale nada, así que valdrá igual cuando la limpies que cuando estaba "sucia".
2. Tu moneda a limpiar tiene algún valor, pero bajo tu responsabilidad, eres consciente que va a perder valor, pues una moneda limpiada por alguien no profesional en el tema, acaba normalmente deteriorando la moneda con microrayaduras, alterando el metal o quitando la pátina natural de la moneda.
3. Eres un experto profesional que se decida a la conservación museística de monedas y sabes lo que haces.
Las monedas de bronce o cobre suelen ser muy delicadas. Se produce en ellas un tipo de oxidación muy fea que, normalmente, hace que el color de la moneda se oscurezca hasta llegar a tener un color negruzco horroroso. Creo que conocéis bien el fenómeno por las monedas de 1, 2 y 5 céntimos de euro que nadie quiere.
Además, cuando la oxidación es importante, en ocasiones aparecen unas manchas verdes, el denominado cáncer del bronce, que pueden destruir la moneda. Por eso en estos casos puede ser importante actuar porque finalmente este proceso acaba destruyendo la moneda. Con la limpieza no se "cura" la enfermedad, simplemente se detiene.
A poco que tengáis alguna experiencia con monedas de cobre del gobierno provisional, Alfonso XII y Alfonso XIII sabéis de lo que estoy hablando.
El método que os propongo es el del agua destilada, y se divide en 3 pasos:
1. Cepillar la moneda afectada con un cepillo de cerdas blandas y naturales (no plásticas), de forma suave, para eliminar el polvo y las oxidaciones más grandes.
2. Introducir en un recipiente de cristal la moneda con agua destilada. Es importante que sea destilada y no del grifo porque la del grifo contiene minerales y otros componentes que pueden dañar la moneda. El agua, a diferencia de lo que pueda parecer, elimina poco a poco los cloruros. Es fundamental que cambies el agua diariamente y que el proceso dure semanas (o incluso meses).
3. Una vez finalizado el proceso y comprobado que ya no hay zonas verdosas, es importante que seques bien la moneda. Para hacerlo puedes meterla en un horno convencional a 250 grados durante 2 o 3 horas. Es posible que la moneda al calentarse se haya oscurecido.
Cuando ya tengamos la moneda a temperatura ambiente podemos pasarle un paño seco y suave e introducirla en un cartón o en una cápsula para protegerla de la humedad.
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